Mes: agosto 2014

Rashomon (1950)

Rashomon-166287858-largePaís: Japón

Año: 1950

Duración: 90 minutos.

Director: Akira Kurosawa

Elenco: Toshiro Mifune, Takashi Shimura, Machiko Kyô, Masayuki Mori.

Género: Drama, Intriga
Japón siglo XII, siglo de devastación de Japón por las guerras feudales. Día de lluvia torrencial, tres hombres cobijados en un templo en ruinas esperando el fin de la tormenta.

Así comienza este babilónico filme, una obra grandiosa filmada a mano de un cineasta colosal. Kurosawa explora el debate filosófico de la verdad, la condición humana, la objetividad e imparcialidad, la devastación del momento así como la deshumanización codiciada por los intereses propios, en el que aflora la maldad, la mentira, el egoísmo o la hipocresía, todo ello narrado en unos magníficos flashbacks (los diferentes puntos de vista de los acusados y el testigo mudo de los hechos). El filme, que posee una estructura narrativa perfecta, llega a la cota de mayor belleza cinematográfica, de una fuerza visual fantasmagórica y onírica, así como una belleza visual y un potencial lírico pocas veces vivido en el séptimo arte.

Un guión maravilloso, perfectamente estructurado e hilado, de diálogos grandiosos. Y a estos factores se le unen el opulento talante y potencial narrativo y dramático de una destreza insuperable, enfatizado por las desgarradoras interpretaciones y la descomunal puesta en escena, situada en un contexto y una atmósfera onírica, realista, impresionista. Mifune vuelve a realizar un papel legendario, en el que la rapidez de sus gestos y la espontaneidad indeleble de sus acciones vuelven a potenciar más su vasto talento interpretativo. Shimura, vuelve a encarnar un papel de hombre pensativo, benévolo, humanista de manera magistral, de gestos inmortales. Personajes de ideas contradictorias, narraciones de cada víctima y culpable diferentes, todo a pro de favorecer a uno mismo.

Y ahora con la dirección de Kurosawa: no se puede realizar mejor, esa perfecta composición de planos líricos, bellos y apasionados, de detonante belleza plástica; ese desgarrado, analizado y esperanzador talante humanista;esos travellings, planos medios, ese uso brillante de la profundidad de campo y las sombras, como el perfecto retrato del contexto en general, todo estas características de un cineasta legendario en una maravillosa fotografía en blanco y negro.

Un film que se siente, que te atrae, que te emociona, que te intriga (la trama, ¿quién dice la verdad?, ¿por qué?), y pone en bandeja uno de los dilemas filosóficos, éticos y humanos más interesantes, la verdad.  Filme misterioso e intenso, sin duda, de incesante ritmo.

En resumen, obra maestra, filme grandioso e intenso, de un desgarrado y apasionado humanismo y un fuerte lirismo. Una obra indispensable.

10

500px_5_estrellas

 

La noche (1961)

La_Notte_Source_ioncinema.com_.jpgPaís: Italia

Año: 1961

Duración: 120 minutos.

Director: Michelangelo Antonioni

Elenco: Jeanne Moreau, Marcello Mastroianni, Monica Vitti.

Género: Drama, Romance.

 

Apasionado y triste relato de dos almas incomunicadas y distantes que guardan una relación conyugal. Antonioni filma a la perfección una de las obras más poéticas, melancólicas, filosóficas, bellas y desgarradoras realizadas en la historia del cine.

La historia de un matrimonio joven que atraviesa una larga crisis de pareja, en la que abunda la incomunicación y el distanciamiento, realzando la monotonía y la crisis existencial.

Desgarrada obra maestra de un cineasta inolvidable y excepcional, como lo fue el poético, talentoso y culto director Michelangelo Antonioni.

Grandiosa dirección, con esas magníficas tomas largas de Antonioni, de encuadres grandiosos, pausados, realmente bellos, en esa magnífica fotografía en blanco y negro, de sombras eternas, de rostros marcados por los claroscuros, enfocando pura y precisamente para enfatizar sus sentimientos y contextos por la profundidad de campo. Y esa dirección de los actores y todo el elenco, grandiosa, las fiestas, las reuniones, encuadrándolas a la perfección, todo ello a un ritmo lento, reposado, sereno, como los juncos cuando los azota levemente la brisa cerca del río en el crepúsculo del verano.

A todo este conjunto se le unen las cuidadísimas interpretaciones de la consagrada Jeanne Moreau, como esposa del escritor, Marcello Mastroianni, como el escritor, y la magnífica Monica Vitti, musa de Antonioni. Interpretaciones pausadas, cargadas de silencios y gestos, en el que la introspección se apodera del filme, de acciones y movimientos interminables. Estos tres magníficos actores entablan, como personajes, un desolador triángulo amoroso en esta compleja película.

Los espacios vacíos, la distancia, el silencio, el paso del tiempo, los recuerdos… se funden en una catarata de emociones y sentimientos inolvidables, todo ello en una fuerza visual y un reposado talante narrativo llegando a la cumbre de la belleza artística, de un reposado lirismo. Los impulsos sentimentales conllevan a dichos personajes hacia la inevitable desesperación, y a la irremediable divergencia de su relación. Con una suavidad y una belleza plástica fabulosa.

Antonioni vuelve a marcar esos silencios inmortales y esas miradas perdidas, con planos inolvidables, en la que la representación artística y la puesta en escena juegan un papel fundamental.

Con guión otra vez de estructura y forma transgresora, Michelangelo vuelve a poner en primerísimo primer plano las circunstancias del tiempo y no de la propia acción narrativa en sí, recreando el cómo les sucede a los personajes en vez de el qué les sucede. Narrado con un trasfondo que engrandece el alma, Antonioni vuelve a demostrar todo su talento cinematográfico y poético en una época espléndida para el séptimo arte.

A destacar el indeleble clímax, la cumbre, el punto álgido de culminación, no solo cinematográfica sino poética, del film. Bellísimo, uno de los mayores y realmente grandes apogeos jamás filmados.

En conclusión, un film bello, poético, melancólico y triste; obra maestra de la cinematografía, un drama romántico mítico y desgarrador, en una década legendaria y fructífera para el séptimo arte, en un año cargado de obras maestras y grandes películas románticas. Una de mis 20 películas favoritas.

10

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