Comedia

Manhattan

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País: EEUU

Año: 1979

Duración: 95 minutos

Director: Woody Allen

Elenco:Woody Allen, Diane Keaton, Michael Murphy, Mariel Hemingway

Género: Drama, Comedia, Romance

Este genio neoyorquino dejó constatado la madurez como cineasta en su irrepetible Annie Hall, pero con esta obra lo convierte en uno de los cineastas más relevantes de su tiempo, cuyos guiones son una genialidad propia de un genio intelectual como es Allen.

Magnífica alternancia de comedia, drama y romance, que en numerosas ocasiones confluyen y se hilvanan sin importunarse, con naturalidad. Tanto el guión como los diálogos son una maravilla, cargados de ingenio, mordacidad, profundidad y naturalidad; siempre aderezado con las magníficas alusiones culturales (desde Bergman hasta el nazismo). Este filme constituye un poético y desgarrador retrato de las relaciones humanas, de pareja y amistad a través de unos personajes deliciosos, que actúan como sombras de la miseria y esplendidez colectiva, como reflejo idiosincrático del ser humano, espejo del alma humana, sus contradicciones, luces y sombras, ilusiones y desilusiones, amores y desamores, añoranzas perdidas, egoísmos, hipocresías. Mientras tanto, la ciudad asiste muda como personaje activo y testigo de los vaivenes emocionales e intelectuales de cada uno.

Magnífica obra de grandísimos planos escena y de cuidada estética, propio de un cineasta que ha volcado su talento para hacer de ella un reflejo de rigor expresivo y un espejo donde rezuma sinceridad y humanismo. Maravillosa representación de Manhattan, donde nos adentramos en sus entrañas, su ajetreo, la ciudad que nunca duerme, personas y edificaciones, calles y manzanas. Planos generales donde a los personajes se les sitúa en una porción reducida, donde prima la multitud, el bullicio de la ciudad. La magnífica fotografía en blanco y negro refuerza el toque atemporal y nostálgico del relato, que empapa la existencia de unos personajes ricos en matices; además de reforzar el reposado intimismo en numerosas escenas, donde se erige una cuidada arquitectura visual hallándose cada elemento bien distribuido, acompañado de una iluminación excepcional.

Allen traza una mordaz crítica hacia la banalidad existencial, la televisión, el frenetismo de una ciudad que no duerme.

Sin duda la obra es una maravilla, donde la profundidad emocional y psicológica de los personajes se hilvana con una excelente progresión dramática, donde no falta la brillantez y sensibilidad de su humor. La composición de cada plano se adecúa a las pretensiones emocionales que recoge, bastantes veces consiguiendo una textura notable, silencios, olvidos, desengaños, soledad.

Y como último, un testamento imperecedero de una época y de una ciudad pocas veces tan brillantemento recogido.

Una obra lírica, atemporal, bella, apasionada, melancólica, mordaz; toda una obra de arte, cumbre absoluta de uno de los grandes genios del cine, realizada el último año de una década que dejó colosales obras de arte, para mi la última gran década del séptimo arte.

 

10

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Arsénico por compasión (1944)

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País: Estados Unidos

Año: 1944

Duración: 120 minutos

Director: Frank Capra

Elenco: Cary Grant, Priscilla Lane, Peter Lorre, Josephine Hull, Jean Adair

Género: Comedia

Entre las numerosas comedias que se pueden comentar realizadas en esta magnífica década (y crucial) para el cine, he decidido escoger «Arsénico por compasión». ¿Por qué? Me resultaba necesario elegir una comedia tan brillante que hoy en día escasean, y tan necesaria que sin duda la he escogido, una obra tan excelsa que deja huella dentro del imaginario cinematográfico.

Se trata de una comedia brillante de guión milimétrico sujeta bajo un excelente desarrollo narrativo. Comedia perfecta bizarra y satírica particularmente matizada con una exquisita composición estética de planos que rezuman fuerza visual inaudita.

La dirección es precisa y enérgica así como una puesta en escena magistral en el que los personajes se mueven bajo un espacio visual muy reducido, espacio que el cineasta con todo su talento es capaz de extraerle todo su potencial debido a la esmerada exploración visual que hace del mismo dotando a la obra de encuadres situados y compuestos de tal modo que aglutinan todo el potencial plástico del mismo, a cargo del mítico cineasta orondo de Sicilia pero afincado en EEUU, Frank Capra, transgrediendo sus propios radios creativos, experimentando con nuevas formas de hacer comedia en plena II Guerra Mundial, (desde 1938 no realizaba ninguna comedia, y hasta la fecha no realizó ninguna comedia negra. Además finaliza, con la realización de dicho film, el periodo en el que se encontraba inmerso desde 1941, año que filmó «Juan Nadie» en la realización de documentales sobre la II Guerra Mundial de corte propagandístico) experimento del cual salió victorioso gracias a que su inteligencia creativa y planificación sobrepasaron cualquier barrera. Obra fascinante que sugiere y cautiva, perturba y atrae.

Ese desarrollo narrativo lo encauzan unos exquisitos diálogos, ácidos y sagaces, que deslizan a través de un guion locamente soberbio. La atmósfera se torna perturbadora en una obra de sugerente fuerza plástica y contundencia narrativa. El encuadre característico que refuerza esta favorable situación se caracteriza por el fuerte contraste cromático, de notados claroscuros con predominio de tonalidades muy oscuras, encuadre reforzado bajo una impecable fotografía en blanco y negro.

Sin duda es una obra de desbordante creatividad, ingenio y planificación, de rimto trepidante y verdadero pulso. Como decía el cineasta de este filme, gran creador de filmes maravillosos como «Qué bello es vivir» (1946), «Sucedió una noche» (1934) o «Vive como quieras» (1938): En el cine no hay normas, solo pecados, y el pecado capital es el aburrimiento. Film subyugante que rezuma vitalidad y alma. Y sin duda remarcable la magistrales interpretaciones de Cary Grant como el crítico teatral Mortimer Brewster, expresiva y a la vez ligera de un personaje al borde de la paranoia en estado de gracia, de una capacidad expresiva inaudita que provoca hilaridad y fascinación simultáneamente; Josephine Hull y Jean Adair como sus dos tías: Abby y Martha, cuya condolencia con los más vulnerables las incita a cometer actos criminales; Peter Lorre como el misterioso Dr. Einstein; Priscilla Lane como la reciente mujer de Mortimer; Raymond Massey, encarnando al hermano de Mortimer;  John Alexander como el loco tío de Mortimer…En definitiva, unos personajes inenarrables y desternillantes, subyugantes e inquietantes. Una comedia perfecta, imprescindible, mezcla de sátira, mordacidad, ingenio y una acidez corrosiva que se traducen asimismo por medio de unos gags visuales colosales.

Un clásico absoluto del cine, una maravilla que merece degustarse por cada una de sus infinitas vertientes. Y estén atentos al final… les va a sorprender.

 

10

 

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Callejón sin salida (1966)

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País: Reino Unido

Año: 1966

Duración:  120 minutos

Director: Roman Polanski

Elenco: Donald Pleasence, François Dorleác, Lionel Stander, Jack Mac Gowran

Género: Thriller, Intriga, Drama, Comedia

 

Comentar esta maravillosa obra no es una tarea sencilla, tal vez no por la sensación que otorga el filme, manifestado a través de una crítica constructiva, sino en lo intrincado que resulta desvelar íntegramente su atractivo trasfondo así como las lecturas que se puedan extraer.

Polanski vuelve a filmar una de sus obras más bizarras y lúcidas en toda su sobresaliente filmografía. Este film es el tercer largometraje desde su ópera prima, el thriller psicológico y drama «Un cuchillo en el agua» (1962) y el segundo filme perteneciente a su etapa en el Reino Unido, que comenzó con la fascinante y a la vez trágica «Repulsión» (1965) y siguió ininterrumpidamente hasta el año 1968 que viajó a Estados Unidos para grabar una obra legendaria, y probablemente una de las más reconocidas, aunque no tanto como otras, «La semilla del diablo» (1968)

En esta obra se manifiesta, ineludible debido a la atracción del cineasta por reflejarlo y expresarlo con muchísima minuciosidad, la compleja evolución psicológica de los personajes. Esta obra maestra es sin duda una extraña parábola, una compleja alegoría de las relaciones humanas y la existencia a través de las manipulaciones psicológicas que se ejercen recíprocamente los miembros de esta heterogénea y dispar composición psicológica de la que son partícipes exclusivos. Esta obra la vi hace bastante tiempo (por noviembre del año 2013) y me fascinó en desmesura. Polanski establece una dirección con rigor y consistencia, adherida a un talante transgresor y bizarro que se refleja con suma claridad en el propio encuadre, capaz de trasladar las pesadillas surrealistas introspectivas a la pantalla con fuerza inaudita. Cada encuadre de la obra está establecido con un sentido que intenta desorientar incluso abstraer ante este laberinto psicológico, destilarnos mediante la composición de los mismos las características psicológicas del personaje con un sentido excelso de la forma. A esta perfecta, incluso abrasadora, catarata de encuadres se le añade una notable puesta en escena, compleja desde su planteamiento con la cual Polanski traza esta turbadora e intensa metáfora. Pero la fuerza que reside en la misma no sería igual de contundente sin la opulenta y desasosegante atmósfera que acompaña a la obra en su conjunto, que recubre la obra como si de algo recóndito se tratara, algo turbador y extraño, airoso y desesperado, diluviando y atormentando bajo la existencia de unos singulares personajes. Hace recorrer a los espectadores por un laberinto intelectual sin retorno en el que nos otorga diferentes interpretaciones mediante multitud de situaciones caóticas y surrealistas y diálogos ácidos y cínicos.

Polanski extrae una fuerza visual asombrosa, ensordecedora, que hace más posible la abstracción ante esta singular travesía, acompañado el filme de una singularidad formal de estilo muy depurado. Añado, que de esos magníficos encuadres, caracterizados por un indescriptible poder visual, se extrae la perfecta representación de los gestos, las miradas y las acciones a través de sugerentes planos generales y llamativos primeros planos. Polanski condensa el contexto visual al máxima cual lugar para el desarrollo de la acción narrativa es prácticamente un castillo y las zonas circundantes.

Numerosos encuadres me hacen recordar, sin lugar a dudas, a filmes magníficos del auténtico genio del séptimo arte: Orson Welles. Los intensos primeros planos, el uso del angular para distorsionar las formas… hacen rememorar, por ejemplo, a «Mister Arkadin» (1955), o «El proceso» (1962).  El objeto que impulsa a Polanski a crear esta composición se debe, nombrado anteriormente, para crear esa atmósfera kafkiana con profundos toques tragicómicos, y evidentemente una profunda carga psicológica.

En la obra destaca también la depurada y cristalina fotografía en B & W que hace de la obra una delicia artística de culto aun mayor.

Película poseedora de un fuerte magnetismo y de una inquietante ambigüedad. Un socio moribundo y un gánster, correctamente interpretados, se refugian en un castillo medieval en el que habitan un matrimonio cuyo diferencial de edad se aprecia con toda claridad. El marido es un paranoico pusilánime y la mujer es una pueril ninfómana, que suple el tedio y el vacío, así como la incomunicación que le proporciona ese matrimonio con actividades mundanas (en la cual una de ellas influye en la trama). En un principio el sujeto dominante es el gánster, pues posee una violenta coartada, atemorizando con la violencia y el terror: el revólver, con el cual domina y somete a los huéspedes para realizar sus deseos, entre ellos que no les delaten. Pero inexorablemente, esta relación de dominación va mudando hasta cambiar completamente los roles de cada sujeto, apreciándose claramente cuando llega la visita de unos vecinos.

Polanski va retratando a unos personajes psicológicamente densos e intrínsecamente débiles que se interrelacionan de uno u otro modo dependiendo de las circunstancias que los rodean. La obra en sí no posee un desarrollo narrativo lineal, sino, como sucede en «La aventura» (1960) o «La dolce Vitta» (1960) por ejemplo, se desenvuelve tras una sucesión de magníficas circunstancias componiendo una narrativa impecable con un gran sentido del ritmo acompañado por una eficaz y singular banda sonora.

Una alegoría bizarra, oscura, extraña, densa, única, una obra de culto, otra excelsa obra de Roman Polanski de puro cine de autor perspicaz y transgresora, dotada de una grandísima libertad y riqueza artística que Polanski redondea ahondando en las grandes posibilidades expresivas y visuales. Interpretaciones solventes y notables, principalmente de Donald Pleasance, encarnando al marido pusilánime e impotente, cuya contundencia interpretativa recae en la rápida expresividad y en la densa expresión facial propia de un personaje desequilibrado en el fondo y caótico; Lionel Stander, como el gánster violento e irracional; destaca también la aparición de Françoise Dorleác, hermana de Catherine Deneuve, que falleció, como dato, trágicamente en un accidente automovilístico en 1967, cuyo hecho impidió apreciar la evolución de una trayectoria cinematográfica que emergía.

Film correspondiente a una etapa brillante en el cine de Polanski, década en la que filmó numerosas obras maestras, una por año prácticamente, en el periodo correspondiente a 1965-1968, con «Repulsión» (1965), «Callejón sin salida» (1966), «El baile de los vampiros» (1967), y «La semilla del diablo» (1968),  hecho que me resulta sorprendente y a la vez fascinante, en el cual exprimió este cineasta todo su potencial artístico y todas sus cualidades expresivas; etapa que se truncó durante un par de años (volvió en 1971 para realizar una versión de Shakespeare «Macbeth» desde la excelsa «Trono de sangre» (1957) de mi amado Kurosawa) por el macabro crimen cometido a su esposa, la modelo y actriz Sharon Tate (que aparece en «El baile de los vampiros») en 1969 . Sin duda uno de mis cineastas favoritos.

 

10

 

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Indiscreta (1958)

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País: Reino Unido

Año: 1958

Duración: 92 minutos

Director: Stanley Donen

Elenco: Cary Grant, Ingrid Bergman

Género: Romance, Comedia

 

Hace años que visioné este film y no me causó ninguna grata sorpresa, sino más bien decepción, ya que me esperaba mucho más de un film tan sencillo e insustancial. Ligera comedia romántica interpretada por dos carismáticos actores (personalmente prefiero a Cary Grant) y dirigida por un notable cineasta, Stanley Donen, autor de filmes como «Siete novias para siete hermanos» (1954), «Charada» (1963), «Dos en la carretera» (1967), co director en «Cantando bajo la lluvia» (1952) etc. Usual romance comercial de ligeros toques cómicos pero de fondo insípida, carente de fuerza. Nos muestra a dos personajes ya maduros que establecen una relación de amistad que va evolucionando a una amorosa. Cary Grant interpreta correctamente a un hombre de negocios cuya esposa se niega rotundamente a concederle el divorcio e Ingrid Bergman desempeña el papel de una actriz con un notorio poder adquisitivo. Entre estos dos personajes surge una usual pero romántica relación amorosa.

El filme en su conjunto es entretenido pero no posee nada que lo catapulte a considerarlo una buena película. Buena puesta en escena pero muy simple desarrollo narrativo el cual posee un guión de lo más sencillo y despreocupado. Stanley Donen realiza una dirección correcta, nada brillante ni talentosa, y el vehículo que emplea para desarrollar tan simple idea es de lo más banal. Película predecible pero agradable, eso sí con alma, en la que la fuerza narrativa y visual no presentan ni el mínimo deseo de aparecer. Correcta y curiosa fotografía, pero ninguno de los fotogramas destila un atisbo de belleza visual. El film posee un tono prácticamente monótono, adorable a su vez, pero carente de ninguna pretensión de aspirar a más, volviendo a reiterar que las interpretaciones son buenas, aunque para el gran elenco que posee el film se podía haber aprovechado mejor. Ritmo uniforme, un tanto insulso, en el que los personajes son meros figurantes que se mueven en el mar de la monotonía. Película de clímax tan apático como predecible.

En definitiva un film interesante, agradable, pero predecible, monótono e insustancial. Una pena teniendo a actores tan buenos y tan expresivos como Cary Grant (como en la obra maestra bizarra y comedia negra «Arsénico por compasión»), pero teniendo a directores tan poco ambiciosos a la vez que talentosos como Stanley Donen.

6

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