Películas de 1953

Vinieron del espacio (1953)

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País: Estados Unidos

Año: 1953

Duración:  80 minutos

Director: Jack Arnold

Elenco: Richard Carlson, Barbara Rush

Género: Ciencia Ficción, Terror

El género de Ciencia Ficción, sobre todo de esta época, he considerado que se ha minusvalorado desmesuradamente; debido en parte al desconocimiento de las obras, al reemplazo de los efectos especiales de los cuales se nutren las películas actuales para tapar muchas carencias, y a la parodia de las mismas por obras (tan infames como entretenidas) como «Mars Attack» (1996) ;las obras que corresponden a dicho periodo .Pero sin duda, y por lo menos desde mi punto de vista, existen obras muy destacables y sobresalientes que merecen ser visionadas, no solo ya como obra cinematográfica (extrayendo toda su esencia y su composición, analizada al completo con su trasfondo y su visión, sino para extraer el pensamiento y la evolución del mismo a través del tiempo en relación con el marco histórico, es decir, como documento) Los filmes de esta década han influido muchísmo para la posterior evolución del género, y han servido de base para muchas propuestas que parecían ser innovadoras. El miedo a lo desconocido, la existencia, el peligro nuclear, la violencia o la paranoia anticomunista han sido las principales reflexiones de estas obras, en la que destacan un puñado de ellas, entre las que destaco «La invasión de los ladrones de cuerpos» (1956), «El increíble hombre menguante» (1957), «1984» (1955), «La mosca» (1958), «El experimento del Dr Quatermass» (1956), «Ultimátum a la Tierra» (1951). En numerosas producciones destacaba la realización de las mismas con escaso presupuesto, de ahí la conocida «Serie B», y por ende un mérito conseguir notables e incluso obras maestras con escasos medios.

El film que nos ocupa hoy se trata de una obra singular e inquietante, en comparación con otras está sujeta en el más absoluto ostracismo pero sin duda es una joya que merece ser apreciada y descubierta. Película de inquietante atmósfera y gran sentido del ritmo acompañado por profundos efluvios de tensión que acompasan la obra.

El cineasta traza una sagaz reflexión sobre la violencia y el miedo a lo desconocido empleando la ciencia ficción como reflexión sociopolítica ahondando en la reacción que provoca sobre los habitantes la inclusión de tal abominable y desconocido ser.

Una película memorable, fascinante, que sugiere en vez de enseñar. Película que recoge una de las temáticas infuyentes y abundantes de la Ciencia Ficción de los 50, de gran ambientación y notable puesta en escena. La obra se sustenta de unas correctas interpretaciones y una sagaz y audaz dirección a la vez que un particular uso de la cámara y la fotografía. El filme mantiene al espectador con una tensión bien sustentada por lo atractivo de su propuesta, recubierto de una atmósfera inquietante, ambigua, de algún rescoldo etéreo que la hace única, debido al sobresaliente vehículo que emplea para llevar acabo la idea artística traducida en un filme singular y no nada sencillo, poseedor de escenarios muy bien escogidos.

Todo reside en un guión limpio y sin fisuras. Obra de exquisito estilo visual y contundente fotografía en B y W acompañada de un extravagante uso de la cámara como es el empleo del plano subjetivo con filtro para representar la mirada del extraterrestre. La obra audiovisual se sostiene mediante un esquematizado y adecuado desarrollo narrativo apoyado por la acertada dirección de un cineasta en sus comienzos (éste fue su tercer filme). La idea de la obra sería recogida a posteriori, por las similitudes formales y conceptuales, con la obra «La invasión de los ladrones de cuerpos» de Don Siegel, obra revolucionaria en la Ciencia Ficción y paradigma del género.

Sin duda un filme muy destacable dentro de la ingente cantidad de obras reseñables dentro de este género.

 

8

4 estrellas

Cuentos de la luna pálida de agosto (1953)

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País: Japón

Año: 1953

Duración: 98 minutos

Director: Kenji Mizoguchi

Elenco: Machiko Kyo, Mitsuko Mito.

Género: Drama

 

El otro día estaba dispuesto a verme «El intendente Sansho» cuando pensé en la maravilla de «Cuentos de la luna pálida» que no me acordaba de partes del film, recordando la obra maestra que me ví en julio del año pasado.

La cojo de mi videoteca muy entusiasmado y me la pongo a ver. Se pone la pantalla el televisor en negro, y aparece ya el león de plata, y empiezan los títulos del comienzo del film.

Finaliza la película, y yo con los ojos de hielo, congelados, al observar tal perfección cinematográfica, tanta belleza, tanto lirismo, onirismo y dramatismo, con la sensación de satisfacción plena y absoluta al contemplar ya una de mis 15 películas favoritas, y del acierto de volverme a ver esta obra maestra justamente ese día.

Una obra de arte absoluta, con una dirección que marca la supremacía de un director irreemplazable, un mito del séptimo arte, con esa perfecta dirección (los movimientos de grúa para el comienzo de unas cuantas escenas o marcar el contexto cinematográfico es brutal, o los magníficos travellings) y esa absoluta maravillosa fotografía que alinea los claroscuros para crear una representación pictórica del más absoluto perfecto nivel. Una fuerza visual, narrativa, lírica y dramática pocas veces vivida en el cine, una belleza visual apabullante, y todo en ese magnífico blanco y negro

Una película bellísima (la escena de la barca es memorable, o la del palacio, o la del bosque), trágica, una fábula con una metáfora y un trasfondo legendarios en la historia del cine. Dos hombres campesinos que se marchan en plena guerra, dejando Tobei a su mujer y su hijo, y Genjuro llevando a su esposa, se ciegan con la codicia y la riqueza y les consume el egoísmo y el individualismo. Las interpretaciones de los papeles masculinos principales son muy grandes, pero lo que destaco son los papeles femeninos, de una riqueza, de un modo, de un estilo espectacular. Una fábula moral y ética de múltiples lecturas (la ambición desmedida, el egoísmo, «la avaricia rompe el saco», el individualismo feroz, ser feliz uno con lo que tiene no con lo que tendría), una atracción cinematográfica abrumadora, de tanta belleza, de tanta riqueza que es imposible describirlo, solo notarlo con la experiencia de ver esta perfecta película; todo ello a un ritmo pausado y sosegado.
La mezcla perfecta de onirismo y realismo, fantasía y realidad.

Sin duda una obra maestra del cine mundial.

10

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