Frank Perry

El nadador (1968)

El_nadador-815554649-largePaís: EEUU

Año: 1968

Duración: 92 minutos

Director: Frank Perry

Elenco: Burt Lancaster, Janice Rule, Janet Landgard

Género: Drama

Obra de arte singular y compleja. Desgarrador y profundo filme que ahonda en el sentido de la existencia, la vida en sí y sus sinsentidos, hipocresías, mentiras; todo a través de un hombre, Ned Merrill.

Una película compleja, de belleza visual exquisita, de brillante fotografía, que encuadra el entorno natural de manera brillante, naturalista, creando una poesía visual armoniosa y sincera. Encuadres oníricos, de curiosas sombras y resplandeciente claridad en los que se puede palpar en primer plano toda la pureza y magnanimidad de la naturaleza, toda esa pureza metafísica que emanan hasta los más singulares bosques; y ese contexto que alberga a un hombre, a Ned Merrill paseando tras esos frondosos bosques en soledad y en compañía, una magnífica metáfora del hombre y el paso del tiempo.

Un film de interpretaciones memorables, como el magnífico Burt Lancaster, en un papel complejo dotado de una brillante interpretación y caracterización de un personaje cargado de numerosos matices y expresiones; la bellísima Janice Rule en un papel clave para el desenvolvimiento de la trama, con una muy sobresaliente interpretación, de profundos gestos y sentimientos rescatados del olvido. Los dos están magníficos, en una interpretación con muchísimo rigor y porte, una manera de empatizar con el personaje sorprendentemente magnífica, a la vez que empatiza el espectador con él.

Película llena de gestos, sentimientos olvidados y reprimidos, ideas falsas, movimientos, apariencias y realidades, luces y sombras. Profunda metáfora, con innumerables lecturas, acerca de la existencia, del sentido de la vida, la vida misma, sus mentiras e hipocresías, los sentimientos fingidos, las dobles morales, los engaños.

Un poético estudio sobre el paso del tiempo, la ilusión de la vida, la muerte, la plenitud y la decadencia; y del futuro ignoto que permanece latente, inevitable, hasta llegar al fin, que es la muerte.

Gran película de profundidad e intensidad dramática, que se enriquece al poseer numerosas interpretaciones (como he mencionado previamente), y de final como uno de los más desgarradores y contundentes jamás vistos, así como extraño y ambiguo, de clímax intenso y desgarrador.

No pudiendo extraer las distintas lecturas, debido a que se podría torpemente destripar el final, puedo comentar, que es, ante todo, un film filosófico y humano, que ahonda en la metafísica de la existencia, en un guión muy bien hilado y estructurado, así como libremente narrado.

Este magnífico film, sin embargo, se desconoce en gran parte por el fracaso que obtuvo. Rodada en 1966 y no editada hasta 1968, el film estuvo durante dos años sin saber qué hacer con la película por parte del cineasta.

Magnífico montaje y superposición de planos para conseguir un efecto poético de gran calibre. Uso brillante de la cámara lenta para hallar la plenitud y la belleza, del cinema verité, del plano subjetivo y la cámara en mano para mostrar realismo y variedad estilística, del plano indirecto y la cámara a través del agua para conseguir riqueza cinematográfica y belleza. Lo único que no me convenció fue el reiterado uso de la cámara lenta en la escena del ruedo de caballo, siendo aun así mínimo, considerando por ende que se debió filmar en cámara lenta en su justa medida.

El film fluye como el agua a través de los ríos; es una experiencia inolvidable, de escenas singulares y antológicas, como la escena en la que Burt Lancaster se encuentra al niño joven en una de las piscinas, una escena tan extraña como poética.

Una historia sencilla y diálogos sencillos para un final y un trasfondo demoledor. Un film aparentemente sencillo que guarda en sí un hondo mensaje.

Nos muestran la sencillez de la vida para ahondar, en contraposición, la profunda complejidad de la misma.

Del calor al frío, de la seguridad al miedo, de la plenitud a la decadencia, de la felicidad a la verdadera infelicidad.

La familia, el deber, la amistad, los amores pasados se conjugan y se añaden a este filme para concederle una aun mayor exquisita riqueza y una impoluta precisión.

Film con ritmo y alma, entretenido ante todo y sencillo de digerir (aun albergando este profundo trasfondo). Una película que puede permitirse el prescindir de espacio y tiempo, solo llenándose de experiencia, circunstancia, que ahonda en lo más intrínseco del ser.

Y después de visionarlo pensé en esta vida, en la magnífica y bellísima Janice Rule falleció desgraciadamente en el 2003 (por tumor cerebral) y el legendario Burt Lancaster, también fallecido. Y ya no están, en este mundo, pero así es la vida.

«… y parece que hace solo un minuto noto el olor de la hierba; pasa todo tan deprisa, todo el mundo crece y luego, todos hemos de morir; eso es absurdo, ¿no crees?» Cita Ned Merrill (Burt Lancaster), a lo que le contesta sincera y pausadamente su ex amante (Janice Rule): «A veces sí»

Arte en estado puro, obra de arte.

10

500px_5_estrellas